A veces el problema no está donde creemos
Desde hace años tengo importantes contracturas en la zona del cuello y la espalda, llevo años visitando al osteópata con regularidad y cada pocos meses, por culpa del estrés vuelvo a tener las mismas contracturas.
Un día en el dentista, se dieron cuenta de que mi mordida no era la correcta, no tenía la boca en su sitio por el desgaste de las piezas y se me había girado la columna por este motivo. Este problema afectaba a todo mi cuerpo e incluso a mi forma de pisar (se podía ver en como desgastaba las zapatillas).
El tratamiento consistió en calzarme la boca (rellenar las piezas para que la mordida se corrigiera), eso hizo que poco a poco mi cuerpo se recolocase y finalmente han cambiado esas piezas por unas de cerámica.
A veces los problemas no son los que todo el mundo cree, y las soluciones son más sencillas de lo que parecen.
Actualmente no tengo ni una contractura, es increíble, con esto, he sacado una valiosa lección, y es que a veces los problemas tienen una forma y tendemos a pensar que la razón de nuestro problema es el mismo que todo el mundo, pero en ocasiones, miramos desde otro punto de vista para darnos cuenta de que nada tenía que ver nuestro problema con lo que "todo el mundo creía". Es por eso que jamás podemos dar nada por sentado y que siempre hay que analizar los problemas desde distintas perspectivas.